
Poco más me queda decir. Disfrutad de las Navidades (aunque voy algo retrasada), bebed, comed y empezad el año nuevo con muy buen pie. Nos vemos en el 2008.
Retazos de mi vida en Berlín.
Poco más me queda decir. Disfrutad de las Navidades (aunque voy algo retrasada), bebed, comed y empezad el año nuevo con muy buen pie. Nos vemos en el 2008.
Viejecita en las calles de Hoi An.
Pescadores en los alrededores de Hoi An.
Mausoleo del emperador Tu Duc, en los alrededores de Hue.
Ho Chi Minh en las calles de Hue.
Policías pedaleando en Hanoi.
Mai Chau.
Mujer Hmong con su nieto, poblado de Pa Co.
Mujeres vendiendo comida en la carretera, cerca de Mai Chau.
Amanecer en la Bahía de Ha-Long.
(Me acabo de dar cuenta de que las fotos están demasiado pequeñas para poder apreciarlas bien, pero me acabo de tirar una hora y media subiéndolas, así que no las voy a cambiar ahora. Mañana más. Quizá.)
y aquí tenéis otra:
Me pareció muy curioso que hubiesen decidido dejarlos. Quizá pensaron que era una forma de que nadie olvidase las consecuencias de una guerra.
Como suele pasar, lo mejor del museo era su librería, de la que me llevé dos libros preciosos a precio de saldo. Así que me di por satisfecha con nuestra excursión a la Fundación H. Newton.
Aquí tenéis dos fotografías de Gibson que sí me gustaron:
El concierto era en un barecillo de Friedrischshain, barrio que estaba en Berlín Oriental y que ahora es de los más alternativos, con multitud de casas okupa, o casas-proyecto, como dicen aquí. El concierto estuvo muy bien, animado, pero casi lo mejor vino después: algunos miembros del grupo de música, un espontáneo que supongo que había ido al ver a sus amigos tocar al bar y un camarero del bar -sí, el camarero- se volvieron a subir al escenario e improvisaron una jam-session que estuvo genial. Tocaban muy bien, improvisaban mejor, y se creó un ambientillo la mar de bueno.
Es una película muy entretenida, surrealista pero también muy tierna, que te hace reír y sonreír, en la que no sabes si enamorarte del personaje principal o darle un capón (como muy bien me decía Ernesto). Recomendada para noches en las que apetezca ver algo bonito (sin ser ñoño).
Pero lo que muy pocos saben es que el 9 de noviembre es una fecha que se repite en momentos clave de la Historia alemana.
Estamos en noviembre de 1918. Hace pocas semanas que la Primera Guerra Mundial ha acabado y cunde el descontento entre la población alemana. El 9 de noviembre, Scheidemann, antiguo ministro imperial, proclama la república desde los balcones del Reichstag . Ha nacido la República de Weimar, que tendrá una agitada historia. De hecho, el mismo 9 de noviembre, casi al mismo tiempo que Scheidemann, Karl Liebknecht se asomaba a un balcón del Palacio Imperial y proclamaba la República Libre y Socialista Alemana, proclamación que los demás políticos decidieron ignorar sin más.
(La foto corresponde a la declaración "oficial", la de Scheidemann.)
En 1923 las cosas no iban mucho mejor para la República de Weimar. Además, en Baviera, el sur de Alemania, un grupo de agitadores (bien organizados, eso sí) que se autoproclamaban "nacionalsocialistas" empezaban a hacer mucho ruido.
El 9 de noviembre de ese año, el jefe de estos agitadores, Adolf Hitler, decidió llevar a cabo un golpe de estado en Múnich. Aquí tenemos una instantánea de ese día:
Como todos saben, el lluego llamado putsch de Múnich fue un gran fracaso. Hitler, acompañado de Rudolf Hess y unos cuantos más, pasaría un añito a la sombra. Tiempo que el futuro dictador alemán no desaprovecharía: fue entonces cuando escribió Mein Kampf, Mi lucha.
El siguiente 9 de noviembre que pasaría a la historia tampoco es un día que convenga celebrar con entusiasmo. El 9 de noviembre de 1938, Hitler ya llevaba cinco años en el poder y las SS sembraban el terror. Ese día, tomando como excusa el asesinato del secretario de la embajada alemana en París a manos de un judío también alemán, se desencadenaría en Alemania y Austria toda una serie de violentos ataques contra judíos, contra sus negocios, tiendas y almacenes y contra sinagogas. Balance final: casi 100 muertos, 30.000 judíos detenidos y enviados a campos de concentración, más de 1.500 sinagogas destruidas, más de 7.000 tiendas destrozadas... Esa noche pasaría a la Historia como la Noche de los cristales rotos.
A continuación, una de las pocas fotos que he podido encontrar en internet de esa noche:
Así pues, el 9 de noviembre es, para bien y para mal, una fecha clave en la historia alemana. Por eso, a la hora de elegir un día como Fiesta Nacional alemana, los políticos descartaron el 9 de noviembre: no convenía ni enfurecer a los judíos ni propiciar manifestaciones neonazis.
Finalmente optaron por el 3 de octubre, pues ese mismo día, en 1990, las dos Alemanias volvieron a unificarse. Pero eso ya es otra historia.
En realidad, pinta peor de lo que es. Con un gorro y unos guantes, se puede ir por la calle sin que a nadie le dé un yuyu. (Según me han dicho mis compañeros de piso, el yuyu me dará en enero, cuando haga -20 ºC.)
Me despido ya. Besos desde la fría Berlín.
[P.d.: Esta entrada va dedicada especialmente a aquellos a quienes el tiempo les preocupa de forma especial: Desmond y Belén. Va por ustedes.]
Claro, el problema es que por ahora no se ha inventado nada para poder estar en cuatro sitios a la vez.
Ése es el problema que le veo a Berlín: hay tantas cosas que hacer, que uno tiene verdaderos problemas para elegir qué hacer.
(P.S.: me he decidido por el debate sobre Vietnam e Irak. ¿Qué habríais hecho vosotros?)
La película narra la historia de seis personajes cuyas historias se entrecruzan: Ali, un anciano viudo turco emigrado a Alemania y su hijo Neyat, profesor de Literatura alemana en la universidad; Yeter, una madura prostituta turca y también emigrada a Alemania y su contestataria hija Ayten y, por último, una tranquila madre alemana que intenta entender a su impulsiva hija, Lotte.
Complejos personajes que intentan vivir sus vidas lo mejor que saben, superando los obstáculos que la casualidad -algunos lo llamarán destino- les va poniendo por delante.
Fatih Akin firma aquí la segunda película de una trilogía que habla sobre la muerte, el amor y el mal. (Aunque, ¿qué película no habla en el fondo de eso?). Además de reflexionar sobre esos temas, el director -nacido en Hamburgo de padres turcos- explora las diferencias generacionales, los vínculos existentes entre padres e hijos y las a veces difíciles y siempre complejas relaciones entre Alemania y Turquía. Auf der anderen Seite es la historia de historias entrecruzadas, es un mosaico de culturas y ciudades, conflictos, es una reflexión sobre la muerte, la familia, el amor...