Pues eso, ¿qué tienen en común Dior y el lejano Oeste?
La respuesta es Richard Avedon.
La respuesta es Richard Avedon.
Ayer fui a ver una enorme exposición retrospectiva de Avedon que está en el museo Martin-Gropius-Bau (donde también vi la exposición de Rodtschenko que ya os conté) y salí encantada.
Aunque ya conocía bastante bien su obra, cambia muchísimo de verla reproducida en libros a ver las fotos al natural y en tamaño mucho más grande, incluso a veces más grande que el natural.
Tomemos por ejemplo esta (archiconocida) foto de la modelo Dovima -con un vestido de Dior- posando frente a los elefantes del Cirque d'Hiver, en 1955.
Personalmente, siempre me había encantado la foto, que va más allá de la simple fotografía de moda. La composición es preciosa y dan ganas de comprarse el vestido y ponerse a posar en plan diva. (Bueno, está bien, quizá a los chicos no les den ganas de hacer eso, pero ya me entendéis). Y viéndola de verdad, de cerca, se aprecia mucho mejor la iluminación, el contraste entre la piel blanquísima de la modelo y la piel gris y arrugada de los elefantes... Es genial.
Pero además me sorprendió que las demás fotografías de moda de Avedon (que son las que le hicieron famoso), que yo apenas conocía, fuesen igual de geniales. Son muy simples de composición, pero tienen un movimiento y una luz...
Aquí tenéis una pequeña selección:
A partir de su gran éxito como fotógrafo de moda, Avedon empezó a retratar a las grandes figuras de la cultura de su tiempo. Digo "de su tiempo" y me refiero a los años que van desde 1955 aproximadamente hasta el 2004, año en el que murió. Grandes personalidades de la música, el arte, la literatura, la política, etc., posaron entre la lente de la cámara de Avedon y una sábana blanca colgada en la pared de su estudio.
He logrado encontrar en Internet algunas de las fotos que, por diferentes motivos, más me han gustado.
Ésta es una fotografía del bailarín ruso Nureyev. Bonita, ¿verdad?
Aquí tenéis a Marguerite Duras. Si sois de los que, como yo, jamás había visto una foto de la escritora, quizá os quedéis igual de sorprendidos por lo chiquitina que parece y, sobre todo, por lo divertido de la expresión.
Katharine Hepburn era una de las grandes musas de Avedon. Este retrato también me encantó, porque aunque no es que la actriz salga favorecida, deja entrever una fuerza increíble.
Aquí tenéis a Charles Chaplin. Lo mejor de esta foto no es sólo el ver a Chaplin poniéndose cuernos de diablo, sino leer por qué lo hizo. Resulta que Avedon había ido mucho tiempo detrás de Chaplin para retratarle, pero no había manera. Pero un día de septiembre de 1952, de repente, el actor llamó a Avedon para que le hiciese las fotos. Cuando ya habían acabado la sesión, Chaplin bajó la cabeza, saliendo del cuadro del fotógrafo, y cuando la volvió a subir, se había puesto los dedos a los lados como si fuera un demonio, sonriendo. Avedon logró sacar una foto, aunque algo movida. Pensó que se trataba de una simple broma del actor, pero al día siguiente lo entendió mejor: en la portada de todos los periódicos de Estados Unidos salía la noticia de que Charles Chaplin había abandonado el país, harto de la caza de brujas del senador McCarthy. Y en su último retrato en suelo estadounidense salía burlándose de aquello que dejaba atrás.
De la siguiente foto lo primero que me llamó fue la expresión del rostro de la mujer y el encuadre. Cuando me acerqué para ver de quién se trataba, me enteré de era la contralto Marian Anderson, de la que jamás había oído hablar, la verdad, pero resulta que fue una cantante de gran éxito desde los años 30 hasta los 60, además de ser un icono de la lucha contra el segregacionismo en Estados Unidos, pues en muchos sitios le impidieron cantar por ser negra. La foto fue tomada en el Metropolitan Opera House de Washington, en 1955, un hito tanto en su carrera como en la historia de Estados Unidos, pues era la primera vez que se permitía que una cantante negra subiese al escenario.
Cambio de registro. Después de tanta moda y tantas caras bonitas y famosas, un viaje al lejano Oeste. A Avedon le encargaron en 1979 un reportaje sobre la gente "normal" de Estados Unidos. Durante cuatro años, el fotógrafo retrató cajeras, mineros, camareras, parados, niños y prisioneros -por citar sólo algunos ejemplos-, delante de su sempiterno fondo blanco. Llamó el reportaje In the American West y el resultado es impactante. Yo ya había visto esta serie hace algunos años en Barcelona, pero me impresionó tanto como aquella vez. Juzgad vosotros mismos:
Y para acabar con este pequeño repaso a la obra de Avedon, un pequeño toque berlinés. En la Nochevieja de 1989, el fotógrafo viajó hasta esta ciudad para retratar las celebraciones de año nuevo que tuvieron lugar alrededor de la Puerta de Brandenburgo y de los restos del recién caído Muro de Berlín.
Un documento histórico, una alegría que pronto se desvanecería:Y si alguien aún tiene ganas de ver más fotos de Avedon, haciendo click aquí puede ver todo su portfolio bien ordenadito por temas y años.
[Por cierto, que esta entrada está dedicada a Rodi, lector silencioso del blog y con quien tenía planeado ver la exposición desde que se inauguró. Por desgracia, ¡tres meses en Berlín no son suficientes para hacer todo lo que uno quiere!]
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